Tijera: denominada frecuentemente en su plural tijeras, es una
herramienta manual que sirve para cortar. Está formada por dos cuchillas de
acero que giran sobre un eje común respecto al cual se sitúan los filos de
corte a un lado y el mango en el lado opuesto. El mango suele tener agujeros
para introducir los dedos o un muelle para facilitar la apertura. El mecanismo
formado es un ejemplo típico de palanca de primer orden, en la cual el fulcro
se sitúa entre la resistencia (esfuerzo resistente) y la potencia (esfuerzo
motor).
Existen varios tipos de tijeras, cuyo diseño depende de la aplicación
específica para la que se destinan, por ejemplo en oficinas, cocina, costura,
peluquería, enfermería, cirugía o jardinería, incluso con varios tipos para
cada oficio.(Conforme wikipedia)
Bien amigo lector, todos
sabemos lo que es una tijera ¿cierto? Pues verás, esta es la historia de
Jacinta, una tijera con mucho garbo, que descansaba en el lapicero de una
oficina en un bufete de abogados.
Nuestra querida Jacinta es
entera de acero. Dura como una roca, salvo quizás en su parte más puntiaguda,
al finalizar sus hojas. Ya una vez tuvo una caída y se libró por muy poquito de
quedarse despuntada. Tal vez, con otro propietario, el tema podría haberse
subsanado, pero Miguel, el insigne abogado de casos civiles para el que
trabajaba, era algo descuidado.Suerte que Jacinta se moría porque la afilasen,
ya que esos afiladores modernos le hacian cosquillas y la dejaban espléndida.
Jacinta había visto poco
mundo. Fue fraguada, transportada y vendida, de forma rápida. Permaneció tan
solo tres días en la tienda, con lo cual, no tuvo tiempo de cotillear
demasiado. Algo sí tenía claro. Ella hubiese querido ser unas tijeras de
jardinería. Por tanto, ello decidió su nombre.
En el mostrador de
exposición, se encontraban también “Pelitos”, que fue adquirida por una
importante casa de peluqueros. “Tomatina”, que estaba feliz al ser adquirida
por un importante chef. “Narciso”, que fue comprado por una familia que poseía
un gran jardín, y “Suturas”, que presumía ante todas de que su labor era la más
importante, pues salvaría vidas.
Jacinta soñaba con ser
adquirida por algún jardinero inconsciente que la utilizase para podar flores
de fino tallo. Pero sabía que era difícil que esa situación se presentase. Para
el jardín no la tomarían a ella, sino a cualquier compañera de “Narciso”. Aún
así, soñar no desgasta los cortes, ni necesita afilados extras.
Durante al menos veinte
minutos, soñó que tal vez un niño alegre y divertido dejase volar su
imaginación con ella. Tenía miedo de los niños. Suelen dejar caer los objetos
al suelo. Pero algunos adultos son peores que los pequeños, así que al menos,
disfrutaría de su trabajo. También pensó trabajar con algún inventor que la
requiriese. O quizás, con algún sastre de alguien famoso…
Pero no siempre las cosas
son como en los sueños. Terminó en el lapicero de un abogado que estaba
comenzando y tenía poco trabajo. Se limitaba a cortar fotografías, papeles, y a
hacerle la competencia a sus primos los abrecartas. Miguel era minucioso. Pocas
veces la utilizaba, y no solía mover el lapicero más que para limpiar bajo él.
Por tanto, desde su ángulo de mesa, solo acertaba a apreciar una esquinita del
parque que se adivinaba al frente.
Uf. Vida aburrida y
monótona. Intentó entablar amistad con la señora grapadora y con el señor
taladrador, que mantenían una tórrida aventura cuando la oficina al fin se
cerraba. Pero estaban tan absortos el uno en la otra y viceversa, que ella no
“cortaba” nada con ellos.
Pensó en “Barra de
pegamento”. Se le veía sexy, pegadizo… pero él estaba furioso con ella, pues a
veces, ella se veía obligada a cortar algo que él había pegado. La bombona del
agua no dejaba de intentar darle conversación. Cada vez que podía le hacía
“glup glup”, “glup glup”. Pero era monótona en sus temas y terminó cansándose
de aquella relación sin sentido.
Una noche, después de ver
como el lápiz del nº 2 reía histérico por las cosquillas que el sacapuntas
eléctrico le hacía, decidió que se sentía muy sola. Sola, dura, fría, cortante…
Se sintió tan mal, que hizo algo inesperado. Sin previo aviso, ni control,
cuando aquél día, Miguel abandonó la oficina, ella empezó a maniobrar y volcó
el lapicero. No podía rodar, pero sí podía avanzar cortando. Sin pensarlo,
comenzó a escalar por las hojas del helecho que el abogado tenía sobre la mesa.
-¡Uy! ¡Que me haces daño insensata!- le gritó la planta.
-Lo siento. Quiero lanzarme por la ventana para llegar al exterior.
-¿Estás loca?
-Necesito cortar para salir.
-¿Salir? Lloverá y te oxidarás.
-Me arriesgaré a ello.
Implacable, la joven tijera
continuó en su ascenso por aquél espeso helecho. Pero por respeto, cortó de
forma cuidadosa.
-¡Uy! ¿sabes? ¡Me siento mejor! ¡Más ligero y hermoso!
-Es que quiero ser tijera de jardinería.
-Te veo débil para eso.
-Pues a ti bien que te he dejado.
-Llevas razón. Puedes continuar si quieres.
Poco a poco, “Jacinta”
consiguió llegar al alféizar de la ventana y contemplar el exterior. Se sintió
desanimada. Fuera llovía, tal y como el helecho ya le había advertido. Sintió
temor. Desde aquella altura, la distancia hasta el suelo podría despuntarla.
Quizás fuese mejor esperar otra ocasión mejor. Tal vez mañana conseguiría caer
en el carro de la limpieza de la Señora Martínez y desde allí… ya vería.
Ahora estaba muy cansada.
Al día siguiente, cuando
Miguel llegó al despacho, intentó abrir un sobre y no encontraba las tijeras
por ningún sitio. Al dirigirse a abrir la ventana las vio sobre el alféizar.
Qué extraño. No recordaba haberlas dejado allí. En fin, encogió sus hombros,
las tomó con él, y procedió a utilizarla como cada día solía hacer varias
veces. No sabía que haría sin ellas.
Por su parte, Jacinta,
triste, se negó a cortar como es debido.
Ya estaba harta de que la utilizasen de abrecartas. ¿Acaso ella utilizaba a
Miguel de plumero o algo así? Además, así tal vez hiciese otra visita a su
salón de belleza particular, el afiladero.
Durante varios días
seguidos, Jacinta intentaba llegar al exterior. Al día siguiente, Miguel la iba
rescatando de diferentes puntos de la oficina. Sorprendido por su torpeza al
dejar aquel objeto que para él era tan necesario en cualquier parte, temió
perderlas de repente. Por ello, hizo algo impropio en él. Se dirigió a la
imprenta más cercana a tomar un sustituto por si las perdía.
Las tijeras eran demasiado
pequeñas, pero había un cutter enorme y maravilloso que le pareció fantástico
para abrir los paquetes más gruesos y las cajas que a veces le enviaban del
juzgado. Maravilloso. Contento consigo mismo cogió aquel nuevo artefacto y lo
colocó sonriente en el lapicero.
¡Santa Guillotina y Santo
Machete! Jacinta ya no se sentía fría ni cortante, sino fuerte y efectiva. ¡Qué
atractivo era aquél nuevo compañero! ¡Qué formas! ¡Que filo más afilado! Guau…
Y ése color azul intenso de su traje…
-Esto… eh… hola… me llamo Jacinta.- se presentó
-Hola. Yo me llamo “Cortés”.
-Qué bonito nombre. Suena a descubridor…
-Así es. Cada vez que abro algo descubro lo que hay en su interior.
-Debe ser un trabajo muy interesante.
-El tuyo también imagino que debe serlo, al fin y al cabo, sin ti, sería
dificultoso poder hacer muchas tareas que precisan un corte efectivo y recto.
-Uy, no sigas, que se me van a rizar los filos de las hojas…
-Ja, ja, ja, ¡y tienes sentido del humor! ¿No son de acero tus hojas?
Adoro el acero, es fuerte y resistente.
-Toda yo soy de acero. Tu plástico también es muy molón, con ese color
te da intensidad y soltura.
-Bah, eso dicen todas.
Durante horas y horas, ambos
utensilios hablaron y hablaron. Cortés había visto mucho mundo. Había
permanecido casi un año en la vitrina que había frente al parque y había visto
de todo. Incluso una vez, había estado a punto de comprarlo un señor que varios
días después salió en televisión. Por lo visto, era un atracador. Su vida había
sido muy interesante.
Y Jacinta ya no tenía
necesidad de salir. Había dejado de sentirse sola y “Helecho” le había dado
permiso para podarlo cuando lo necesitase. Por supuesto, “Begonia” y “Geranio”
se habían apuntado a ello también. Ahora Jacinta se sentía muy útil. Cada vez
que entrechocaba sus hojas, Cortés se reía en el lapicero. Qué estilo, que
poderío…
Por su parte, Miguel estaba
sorprendido de sí mismo. Hay que ver lo que son las cosas. Ahora que había
comprado un cutter, no había vuelto a perder las tijeras. Menos mal que tenía
ambos, pues al fin y al cabo, estaba preparando su traslado a otras
dependencias que se encontraban en la planta baja del mismo parque. Desde allí,
las vistas serían impresionantes. El único problema era que se trasladaba con
su hermana, que adoraba las plantas y era un desastre. Ya se veía afilando a
Jacinta más de una vez, pues estaba seguro de que sería utilizada para podar,
casi más que para abrir las cartas. En fin, qué se le iba a hacer. Compraría un
afilador.
Violeta
Impresionante me ha gustado mucho este relato. Besitoss
ResponderEliminarGracias!!
EliminarQue salao
ResponderEliminarSii!!
EliminarGenial !
ResponderEliminarGracias!!
Eliminarque original hacer un relato pensando como una tijera jejej. Besoss
ResponderEliminarSii, jeje
EliminarMe ha encantado!! Besos
ResponderEliminarJajajajaja, genial el relato, me ha encantado, muy muy buen post. Gracias por compartir.
ResponderEliminarBsitos guapa.
Muchas gracias!! Y gracias a ti por pasarte.
EliminarMe ha encantado!!! :D :D
ResponderEliminarMe ha encantado!! jiji besos!
ResponderEliminarMe alegro!!
EliminarMenudo relato, enhorabuena
ResponderEliminarGracias!!
Eliminarme ha encantado!!
ResponderEliminarbesos
muy buen relato
ResponderEliminarGracias!!
EliminarImaginación deslumbrante! me encanta!
ResponderEliminarQue bonita historia !!
ResponderEliminarSii, muy chula!! jeje
EliminarUn relato muy interesante y original. Me gusta :) esperare al siguiente. Besos
ResponderEliminarGracias!! Dentro de poco, jeje
EliminarQue buen relato!! Me ha encantado!!😃
ResponderEliminarGracias!!
EliminarJajajaja Genial relato, Coincido con mis compañeras en decir que me ha encantado. Felicidades, escribes genial ^_^
ResponderEliminarGracias!! Se las daré a Violeta, jeje
EliminarJajajaja, me ha gustado mucho, que imaginación, un beso!!!!
ResponderEliminarMuchas gracias!!
EliminarQué divertido y original!
ResponderEliminarJejeje, gracias!
Eliminarjajajaja..buenísimo
ResponderEliminarSii, jaja
Eliminarbuenisimo relato ;)
ResponderEliminarGracias!!
EliminarQue bueno!, me ha gustado mcuho.
ResponderEliminarUn beso
Gracias!!
Eliminarme ha gustado mucho!! sigue asi :)
ResponderEliminarMuchas gracias!!
EliminarGenial el relato!!! sigue escribiendo así! =)
ResponderEliminarQué chulo! Me ha gustado mucho! ;)
ResponderEliminarVaya creatividad, enhorabuena! Me ha encantado...
ResponderEliminarMe ha gustado mucho!!
ResponderEliminarGracias!!
EliminarHola , me ha encantado tu forma de escribir!! me he quedado impresionada, me has sacado una sonrisa de oreja a oreja y se lo he leido a mis compañeros !! de lo que me ha gustado !! un saludo
ResponderEliminarNo me digas!!! Qué bien!! Muchas gracias!!
EliminarMe encanta el relato! Muy bien escrito y engancha. Sigue asi, escribes muy bien.
ResponderEliminarbs
Gracias de parte de Violeta!!
EliminarNo me lo esperaba pero me ha encantado! Esa Jacinta... ~
ResponderEliminarJajaja gracias!!
EliminarMe ha encantado!! Por cierto tienes una nueva seguidora :) Si te apetece te espero en mi blog
ResponderEliminarBss
Anda que bien! Gracias! Ya me he pasado jeje
Eliminaroriginal!! me ha gustado mucho
ResponderEliminarBesitos!!*
Gracias!!
Eliminarmuy original
ResponderEliminarGracias!!
Eliminarhola guapaaa¡¡, te he nominado a un premio Dardos¡¡¡, pasate por mi blog.
ResponderEliminarMuchas gracias por el premio!!!
Eliminarme encanta!
ResponderEliminarwww.sweetperdition.com
www.sweetperdition.com
Muchas gracias!!
EliminarJiji gracias!!
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